jueves, 14 de octubre de 2010

Sociedad que tiene miedo

Intentar ignorar los actos de violencia que se cometen día tras día en México no es tarea fácil, las circunstancias que rodean a las personas cada vez se tornan más peligrosas, ya no es cuestión de asaltos bancarios, asesinatos pasionales, ni secuestros a millonarios, ahora se trata de llegar a salvo a casa.

Se recrudece y no para, es ahora cuando la población se encuentra en la peligrosa línea entre sobrevivir o morir. Gente inocente, que no tiene nada que ver con Organizaciones Delictivas, sufre la batalla que el Gobierno ha encabezado.

Mucho se ha dicho sobre de mala imagen que México se ha creado en otros países, sin embargo, ya no es cuestión de quedar bien o mal, si bien han sido afectados sitios turísticos, y es verdad que empresarios ya no quieren invertir aquí, eso ya no es prioridad, no es mentira lo que sucede, aunque muchos no quieran reconocer la realidad.

Lo urgente, es que el mexicano común ya no se siente feliz, no vive seguro, no duerme tranquilo, y no tiene otra opción más que esquivar las balas, encerrarse en su casa y quedarse callado ante los ojos de los señores que tienen el mando.

Ya no es cuestión de evitar salir de noche a la calle, hoy se vuelve común que surja una balacera en la entrada de algún colegio o en el mercado; sufrir un atentado terrorista mientras un padre le enseña a andar en bicicleta a su hijo, etcétera. Actos normales se vuelven altamente peligrosos en la actualidad.

Sí, México sufre, quiere hablar y lo callan, por minutos se siente atado e impotente, pero después se fortalece con los reclamos y suplicas de los que tienen miedo, aunque enfrentan un infierno real, tiene la esperanza de que la pesadilla termine en algún momento.

domingo, 26 de septiembre de 2010

¿Creatividad o mediocridad?

Diariamente la Ley Federal de Radio y Televisión Mexicana, es violada por la transmisión de programas que ridiculizan, perturban, o manipulan a la sociedad, olvidando enriquecer el nivel cultural de radioescuchas y televidentes.

El Artículo 5º. de la ley antes mencionada cita: “La radio y televisión tienen la función social de contribuir al fortalecimiento de la integración nacional y el mejoramiento de las formas de convivencia humana”.

En el anterior, también se encuentran puntos importantes tal como, afirmar el respeto a los principios de la moral social, la dignidad humana y los vínculos familiares; evitar influencias nocivas o perturbadoras al desarrollo armónico de la niñez y juventud; y contribuir a elevar el nivel cultural del pueblo, reglas que hoy parecen no importarles a los medios.

La `mala influencia´ de televisión nacional, llegó corriendo a las mentes de `creativos´ regios, que ni tardos ni perezosos invadieron las barras de programación con contenidos estúpidos e idiotas, ridiculizando localmente a cuanta `persona especial se encontraban en la calle.

Uno de los lemas más usado por los `reyes´ de la televisión local es: “Al público lo que pida”, la pregunta es: ¿A quién conoces que llame a las televisoras pidiendo ver bailar a abuelitos, personas pequeñas y de capacidades diferentes? Y de los programas de radio, mejor ni opinar, aún no he podido comprender como se ha atrofiado la forma de entender.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Las injusticias van y vienen

Millones de personas se preguntan lo mismo… ¿Cuántos muertos se necesitan para que termine la injusticia? Y muchos responden: No hay cantidad suficiente para que lo injusto deje de ser injusto, la vida dejaría de ser vida si la injusticia desaparece.

Bien dicen que cada cabeza es un mundo, y cada persona tiene sus propias prioridades, con justificaciones incluidas (a veces insuficientes para otros); México no es el único país con injusticias, en todos los países se cometen, aunque hoy vamos a hablar de nuestra casa.

Nuestro camino es comandado por unos cuantos que son más catalogados como malos que buenos, pobres, pero duermen tan placidamente, y viven como reyes; los que se arreglaron a tiempo con los de mayor y verdadero poder no tienen miedo a terminar encarcelados o ejecutados.

Con su guerra han dejado a familias de luto, a otras más arruinadas moral y económicamente, y a algunas en donde el miedo las evapora. Muerte, corrupción, miedo, desempleo, injusticias van y vienen, nadie las resuelve, parece que nunca va a terminar todo el terror que se ha apoderado de los mexicanos.

No es posible que no puedan darnos respuestas convincentes cuando se les cuestiona sobre la interminable ola de violencia que se sobrevive, ¿quién le da respuesta a las personas que no creen en las autoridades? Esos padres de familia, esposas, hijos, que van con esperanza a algún medio de comunicación a suplicar ayuda para denunciar una injusticia, reportar cierto abuso de autoridad, hacer un llamado para encontrar a alguien desaparecido, etcétera… los propios medios de comunicación dan la espalda a esos ciudadanos, nadie los atiende, no hay respuestas, ni acciones necesarias que puedan resolver las injusticias sufridas.

¿Qué día se va a terminar todo esto? ¿Cuál es la respuesta correcta a todas las injusticias? ¿Quién tiene el verdadero poder sobre los mexicanos? ¿Cuál es la verdadera razón para que la guerra siga?

Nada ni nadie

Ganar una batalla, entre tantas batallas a las que nos enfrentamos día a día, y al final nuestra batalla es la más importante entre todas.


Cuando se quiere ser libre, primero se tiene que romper con las cadenas a las que estamos presos. Con decisión o sin ella, el juego es peligroso cuando te dejas llevar por lo bueno y no ves las letras pequeñas del contrato, mal recomendación para los principiantes con sueños e ilusiones, que dan hasta la vida por cumplir sus objetivos.

Cada quien puede tomarlo como le convenga, supongo que la mayoría pasó por algo similar; dar, rebasar las propias fronteras de los ideales, por conseguir aunque sea algo cercano a lo que se lucha.

Llegan las críticas, los que decía ser amigos se alejan, miles de culpas que no tienen por que serlo se encajan en el pensamiento, y el corazón queda deshecho por entregarse simplemente a algo que no vale la pena.

El camino es tan largo, incluso hasta después de la muerte; la cuestión es no creer en las personas que lo único que quieren es que no brilles y utilizan el talento hasta exprimirlo y dejarte seco. Saber bien lo que vales y lo que eres, solo tú puedes acabar contigo, aunque los otros parezcan fuertes y con más poder que tú.

No vale la pena entregarse en cuerpo y alma a alguien o algo, que no va a regresarte ni la mitad de lo que le das, dígase empresa, pareja, situación, etcétera. Al momento de caer y tocar fondo, es natural que las alas se quiebren, sin más, existe la grandeza de renacer y valorarse un poco más que antes, ser mejor que ayer ya que haz aprendido.

Siempre se puede sobrevivir para después vivir, en algún momento de la vida se tiene que equilibrar sentimientos con pensamientos, cuando se logra, se puede volar tan alto hasta alcanzar la cima que se ha propuesto desde antes de comenzar a volar.

Nada ni nadie puede o debe limitarte, sueña, realiza, equivócate, tropieza, levántate, mira al cielo y da gracias a la vida por hacerte tan fuerte, con tantos fracasos impuestos por el destino, vivir sin miedo.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Nadie tiene derecho a quitar la vida

En los nuevos tiempos vemos reflejados los malos tiempos, y que mejor época que la celebración del Bicentenario, supongo que algunos si tienen memoria, quiero pensar en esa opción, algunos mexicanos sí la tienen vamos a afirmar.

Dicen los expertos en historia que no se ha tenido y nunca se tendrá la cifra exacta de todas las personas que perdieron la vida durante esos años que ahora festejamos… ahora tenemos un contador que publican los medios de comunicación mes tras mes, sí, un conteo de muertes, de ejecuciones o como le quieran llamar.

Que privilegio poder tener una idea más o menos cercana a la realidad, o bien decir lo que las autoridades quieren darnos a conocer, cantidades de hombres, mujeres y niños que han sido asesinados en lo que hoy vivimos como guerra.

Hace unos años, cuando no se sufría tal nivel de masacres ni tanta narco-nota, los Militares eran tan cuestionados por sus funciones, más bien no se les apreciaba, ya que viviendo en un país que no enviaba soldados a la guerra como nuestro vecino, los nuestros la mayor parte del tiempo trabajaban en catástrofes, ayudando a la gente cuando lo necesitaba, para salir adelante; hoy aun con huracanes que nos visitan seguido, la prioridad de los Soldados se basa en la guerra contra el Narco, así lo ha dicho el señor Presidente.

Sin embargo, la sociedad durante muchos años se ha encargado de criticar la maldad y crueldad de los que han sido asesinos, hoy también vemos a esas personas pero ejecutadas (con inocentes incluidos); a veces los responsables son sus enemigos de juego, otras veces los Soldados han sido los protagonistas de esas “limpias”.

Se ha olvidado el buen comportamiento, los valores, la decencia… algunos dicen que es la única forma de terminar con el mal que padecemos, exterminar a los responsables, los encargados ahora son aplaudidos por muchos, vistos como verdaderos héroes, volvemos a repetir la historia de hace muchos años.

Tal vez sea muy caro pagarles su estancia en la cárcel, pero ¿Quién tiene derecho a quitar la vida? ¿Hay que medirlos con la misma vara? ¿Han hecho un trato que les da derecho para asesinar? ¿México es un país en dónde la muerte es solución?

Gracias a esa confianza que se les ha brindado, podemos tener casos como el de ayer por la noche, ocurrido en Nuevo León, que hasta el momento tiene como saldo a un menor de 15 años muerto junto con su padre, los demás integrantes de la familia permanecen gravemente heridos.

Más de un mes

Quiero explicarles que en las últimas semanas he tenido algunas cuestiones en mi vida personal, que han hecho que no pueda escribir en mi blog, el interés permanece, pero es sabido que cuando algo te aparta del mundo pues te aparta y hace que hagas las cosas simplemente en automático, y ustedes los que tan amablemente leen mis letras, no se merecían que yo no les entregara mi pensamiento con claridad.

Medianamente me compartía en las redes sociales como Twitter, sin embargo no es lo mismo, YO DIGO PERIODISMO es algo más comprometido.

Es así como vuelvo a compartirles hechos y dichos, espero que se encuentren bien después de que la violencia no ha parado en nuestro hermoso pero herido país.

martes, 3 de agosto de 2010

Malos tiempos para el periodismo

Desde hace días quería tocar el tema, sinceramente estaba conteniendo tantas cosas que pienso y siento, puedo declarar que aun lo voy a contener, ustedes entenderán que la situación no se presta para ser más valiente que el más valiente, así que me quedaré con sentimientos y pensamientos, pero les ofrezco un poco de lo que tengo que gritar.

Ser periodista… una actividad difícil, pocas veces comprendida y aplaudida, en demasía criticada, simplemente porque se es público y ya. Hace tiempo el oficio se perdió en la frivolidad, hoy en día queda amenazado entre silencios y derrotas. Muchos de los que se ocultaban en las mieles del éxito, han salido (o así se piensa) a dar la cara y hacer “frente” a el acoso que sufre el manejo de información. Otros como yo, vamos iniciando, y recordamos por un momento todas esas clases de aquellos que saben, en donde nos suplicaban hacer bien nuestro trabajo, darle vida al nuevo y buen periodismo, nos prepararon tanto, que algunos nos enamoramos ciegamente de la profesión. Pero las materias ya no están, se quedaron entre libros y recuerdos, ahora nos toca trabajar en tiempos de guerra, esos tiempos que veíamos injustos en aquellos relatos de antaño. Traemos en la sangre las ganas de informar, de que la gente se entere y que pueda decir lo que les sucede; en los medios de comunicación una de las prioridades es servir a la comunidad, pero en estos tiempos ya no se sabe si lo que hacemos daña o beneficia a la sociedad.

Nos quedamos gritando en el silencio, lo peor, no es como se piensa, realmente las empresas no tienen mucho que ver en la libertad de expresión; más bien son las circunstancias que ya todos conocen, el destape de la violencia que surge en México, yo lo llamo sin miedo el ‘Camino Colombia’, no se necesita ser mago para ver el futuro que nos depara.

En mi personal experiencia puedo contarles que siempre estuve en desacuerdo con presentar la nota roja, nunca me gustó, sentía que era darle a la tragedia sentido publicitario; sin embargo, ahora no es lo mismo, yo apoyo que la gente tenga que estar informada y lamentablemente el tema que nos invade es violento, sangriento, macabro, etcétera y me pregunto ¿por qué seguir dejando que México sea un país sin memoria? Eso ya no se puede, no se debe más bien, los mexicanos tienen que aprender a vivir con su realidad para poder salir de la mala jugada, las cosas suceden, no son cortinas de humo (como muchas), es la cruel realidad.

Cada vez que se les oculta información necesaria a los ciudadanos, se muere el periodismo. Aprender de los errores del pasado sería la clave para romper con las cadenas que se han hecho visitantes frecuentes.

No se puede dejar en el olvido la muerte, secuestros o sustos a periodistas; se tiene que elevar la calidad periodística del país, luchar hombro con hombro para crear una barrera de seguridad. El miedo existe, las pesadillas son frecuentes y el estado nervioso tiende a elevarse; eso de pensar en tal vez ya no tener regreso, esquivar una bala perdida o rogarle a Dios no tener que encontrarte con una aparición desagradable, es frustrante.

No es justo vivir atado, al fin es un trabajo como cualquiera, si las autoridades o el crimen organizado consideran que están haciendo su trabajo, los periodistas también tienen la obligación de cumplir con el suyo, es cuestión de ponerse en los zapatos del otro por más fea que sea la experiencia.

Siempre se van a ocultar cosas, pero si se da la fortuna de enterarnos de algo que necesite saber la población, tenemos el derecho y la obligación de informarles. Vienen tiempos difíciles, más que los de hoy, tal vez un día se pueda aplicar sin miedo y con libertad, todo lo bueno que aquellos maestros nos plantearon.

martes, 27 de julio de 2010

La espera del no saber

El sentimiento de no saber, no se compara con nada. Tener un cuerpo tendido para saber su fin, una visita a cualquier cementerio para tener un lugar en donde se pueda llorar. Saber, es lo que muchas familias quisieran.

La cifra de desaparecidos en México, en especial en el norte del país, no se conoce con exactitud, lo que si se conoce, es que cada vez son más y más las personas que ya no regresan a casa, ¿razones? Pueden ser muchas, la mayoría de las familias no conocen el motivo, y tal vez nunca lleguen a saber la razón del `levantón´ ni el paradero de su ser querido.

Despertar, otra vez sin dormir, ya no se sabe si se tiene que ir a trabajar o a la escuela, no se sabe la fecha del calendario, solo se cuentan los días, semanas, meses, incluso años, desde la ultima vez que lo vieron. ¿Desayuno, comida o cena? Quizá nada… ¿son vacaciones? Quizá un cumpleaños… sin despegarse del teléfono… puede sonar… ¿autoridades? Quizá ya no, quizá ni por la cabeza ha pasado ir con ellos.

Veladoras con esperanza, sonrisas de consuelo entre ellos, absurdas y agrias horas esperando… es la cruel realidad con la que miles de familias viven a diario en la espera de que regrese el desaparecido…

La televisión solo es necesaria para los noticieros, y cuando hay coberturas especiales de esos hallazgos macabros, se siente la necesidad de saber más que los propios periodistas… quieren saber más, intentar no encontrar en los pedazos alguna prenda, insistir en la esperanza debida.

Los días duelen, duelen mucho. Los amigos se alejan, quien menos se piensa llega y se queda. El rostro les cambia, la voz tiene un toque de desesperación y la mirada se pierde entre los recuerdos.

Es la espera típica del no saber, ¿cuántas personas saben lo que es vivir esa situación? Eso no se le desea ni a tu peor enemigo, se vuelve parte de ti y jamás te abandona, lo encuentres o no, no te abandona, sigue y seguirá.

miércoles, 14 de julio de 2010

La adaptación

A menos de 15 días del caos llamado “Alex”, parece que la vida empieza a reubicar ciertos criterios en la sociedad, tal vez será que las personas quieren volver a sentirse como antes: con miedo.

Es bien sabido que miles de personas en Nuevo León, sufrirán las consecuencias de ese conocido fenómeno durante mucho tiempo, nosotros mismos estamos concientes de lo sucedido, pero ¿quién se libra del pánico por la inseguridad? Pues nadie, quiero dejar claro que no es que su servidora quiera ser negativa, sin embargo, hoy me di cuenta de que la gente quiere ver, escuchar y leer cosas sobre los hechos violentos que acontecen durante el día y la noche en nuestro estado.

Parecería que la gente necesita esos temas negativos para sentirse ‘en casa’, ¿hablar de eso en la hora de la comida? Para nada natural, si tenemos en cuenta que muchas personas damnificadas reclaman a nuestros gobernantes que no han recibido comida y agua en las últimas casi dos semanas.

No vamos a salir adelante si nosotros mismos le ponemos un ‘apartado’ a la precaria situación que nos dejó marcados, si nosotros mismos no nos ayudamos, definitivamente la ayuda de otras partes de México va a perder sentido, hay que pensarlo varias veces, basta recordar el miedo que todos sentimos por lo menos 1 hora en esos días de tormenta, simplemente pasar por el Río Santa Catarina, donde puede que muchos cadáveres más estén enterrados entre el lodo que ahora lo adorna.

No se puede maquillar el dolor con morbo, no es sano, al final hay que pagar la factura, y puede que sea muy cara. Imaginen el tiempo que realmente se tardarán en normalizar la situación en los municipios de Nuevo León, nuestra vida quedó afectada, hay que aceptarlo y ponernos a trabajar para que todo sea mejor que antes, no hay que distraernos con juegos en los que no estamos invitados, yo no digo que no seamos espectadores, lo somos, pero eso no quiere decir que tengamos que volcar toda nuestra vida en esos personajes que actúan sin importarles el efecto domino.

martes, 13 de julio de 2010

TODO PASA POR ALGO


Hace meses había decidido hacer un nuevo Blog, lo hice, y después lo abandoné por cuestiones de tiempo. No me siento orgullosa de eso, aunque si puedo decir que todo pasa por algo.

Hoy ya es tiempo de que vuelva a dar mi punto de vista muy personal, me gusta que todo quede grabado.

En Nuevo León han pasado muchas cosas, la ola de violencia se incrementó, llegó un amigo llamado “Alex” (sí, odiamos las lluvias de ese tipo), tenemos políticos que aparecieron de la nada para trabajar, y otros héroes amenazados.

En México, se nos fue mi gran Carlos Monsiváís, políticos asesinados también se fueron sin dejar explicación, y más cosas fúnebres.


Empezó y terminó el Mundial (el primero con Twitter); conocimos al pulpo Paul (quiero una estampita); los mexicanos odiamos a Maradona; conocimos al nuevo héroe de Rayados el “Oso” Osorio; nuestra Selección regreso sin nada; ganó España, y me enamoré del beso entre Iker Casillas y su novia Sara Carbonero (reportera).


Los fantasmas se expanden en nuestra tierra, la cruda realidad nos visita más latente cada madrugada, las manos se encuentran más distantes y perturbadas, ya no se puede desterrar al miedo que nos mantiene cautivos. Más no decían lo que iba a ocurrir en realidad, cambios que se vuelven fantasías siniestras, nunca llegarán.

Cosas buenas (o extrañas) llegan al mundo, nos distraen provocando sonrisas y convirtiéndose en temas de sobre mesa, mil veces preferible a que las balaceras, la inseguridad, “Alex”, el político asesinado, la ingobernabilidad, etcétera, se conviertan en protagonistas de nuestros momentos felices.

sábado, 8 de mayo de 2010

EL CAMINO NO SE ACABA

Hoy mi ciudad ya no es como antes, definitivamente se desconecta poco a poco la seguridad personal que muchos gozaban, la obediencia a las autoridades y a los medios de comunicación, ha provocado que los Regios procuren no salir (como antes) ni de día ni de noche.

Entre nosotros procuramos cuidar lo más que podamos nuestra integridad, aunque la paz mental se encuentra en medio de la guerra de las calles y a eso le sumamos la tragedia a la que día a día nos enfrentamos algunos, no está en nuestras manos el conseguir al Monterrey de antes, lamentablemente tenemos que esperar a que unos cuantos decidan terminar con el peligro al que hemos llegado en últimas fechas.

No sabemos que es lo que nos espera, pueden ser cosas más fuertes de las que ya han ocurrido, puede que el lunes termine la guerra o que siga la violencia. Sin embargo, hay que intentar conservar la esperanza de que un día todo vuelva a su normalidad, el camino no se acaba.